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Mostrando las entradas de 2006

Y...

No he dejado de escribirte. Estás en cada una de mis páginas, mis letras se han plagado de tu escencia y mi alma se ha quedado en el papel esperando sentirte de nuevo. No he dejado de pensarte. Cada vez que mis ojos se topan con el sol te recuerdan, ven el cielo queriendo encontrarte en las nubes y admiran la noche con el ardiente deseo de contemplarte otra vez. No he dejado de soñarte. He vivido entre fantasías, he amoldado mi realidad a mi ficción eterna, he construido un planeta aparte en el que nadie entra, nadie... excepto tú. Así fue que viviendo yo en la espesura de mi bosque ficticio te encontré en mi mundo y no te miré como a una extraña. Así fue que te volviste parte de mi apenas mis ojos notaron a los tuyos y te será imposible salir de mis sueños. Yo no he dejado de tenerte... ni en mis palabras, ni en mi mente, ni en mis sueños. Ahora mi mundo está plagado de ti, mi alma está abrazada por la tuya y yo estoy irremediablemente perdida en tus suspiros.

Escusa

Qué mala escusa, una piel que reconoce los poros de otra como si supiera de dónde vienen y a dónde van, una caricia que sabe exactamente cómo hacer fuego en las venas e inundarlas en ebullente carmín. De pronto todo se hizo claro, un rayo luminoso, plateado, sutil, cálido, se posaba en sus cuerpos decorando el sudor con arcoiris vaporosos que se perdían en la niebla de un día terminal. El ocaso platinó de repente el encuentro erótico y la luna se fundió entre las pieles palpitantes... La aurora llegó con el primer aliento posterior al vuelo, de blanco se cubrieron los caminos recorridos, reconocidos, por las yemas que imprimieron sus huellas en esa piel antes conocida.

Dafne

Dafne habló desde abajo, como si la litera no presentara barreras para hablar francamente con su consciencia acostada arriba. Ella la escuchaba. Apaciblemente, sumida en pensamientos existencialistas, Dafne delimitaba frases con una coherencia digna de envidiarse, hablaba segura de sí, de sus palabras, de aquello que la traía dando vueltas en su habitación soltando a su conciencia un parloteo ensordecedor del que no esperaba respuesta. Un discurso retórico, para no decir monólogo directo, soltaba pregunta con respuesta siempre al mismo tiempo y conociendo causa y consecuencia tanto como la semántica correcta para enunciarlas. Era una mezcla mítica de erróneos pasados y supuestos futuros que cañian en la monotonía de un remolino dudoso. Dafne respiraba a ratos, entonces detenía su voz y sólo mascaba aire en el esófago, se dejaba de dilusidaciones con o sin sentido y sólo respiraba. En ese momento su consciencia tranquila replicaba su argumento con palabras filosas, cortantes de la duda ...

Dragón de agua ( ¡4! )

La noche cae tranquila entre murmullos de mar que acaricia arenas. El horizonte se va vistiendo de gris conforme el sol se oculta tras las montañas de la sierra, el este se está platinando y choca con el mar bajo un estruendo azul que difumina aire y agua. La brisa sopla desde el océano, roza las olas, juega con los cabellos de quien se pasea sobre el arena, mezcla su sal marina con el trinar de los pájaros que se despiden del día para irse a dormir. Ella camina por la playa con una tranquilidad recorriéndole las venas. Siente la brisa sobre su rostro, la respira y le resulta como una droga marina que la invita a refugiarse entre las aguas y los mil sueños que guarda el mar sin tiempo. Cierra los ojos y aspira profundamente esa sal que penetra sus ideas, mira de nuevo el horizonte y baja la vista a la arena cercana... Ahí está, exhalando un aliento de fuego acuífero, con la cabeza saliendo de la tierra, los ojos de azul que bulle, los largos bigotes de espuma salada y las escamas color...

El deseo último

Lo sé, era sólo un pedazo de día, sólo un momento, minutos vibrantes en una hora insomne de luz solar. Lo sé, también fue un desliz de Fortuna, un instante en que su giro se detuvo abrupto y caímos la una sobre la otra sin querer queriendo. Verás, es que miré tu sentir entre tus pupilas y ante tanta claridez no pude detenerme, tenía que sentirlo yo también. Y es que ese juego de luces entre tu mirada fulgurante y tu sonrisa de nieve me dio ánimos para imaginar lo inimaginable, para soñar despierta con tanta desesperaciòn de dormir que no pude contenerme. Así fue... así es, la fantasía disuelta entre polvos de arena que penetran las grietas de mi ensueño y escuecen las entrañas con irremediable estremecimiento. Así será... será que si te pesco una noche entre la soledad de las estrellas no detendré a mis poros y exhalaré para ti el último aliento de un infierno que se mezcla entre aguas saladas. No intentes contenerme, tendré cuidado de no devorarte sin remedio, de no llagar esa piel qu...

Sigo aquí

¿Sabes? Hace unas noches, cuando te dije que me iba, te mentí. Así es, por instantes pensé que realmente no volvería, bueno, tal vez sí, en mucho tiempo... quizá me arrepentí, no sé. Estoy indeciso ahora, quedarme significa tú, tu cuerpo, tus labios, tu cariño, pero tus caprichos mujeriles y tus reproches. Irme, por otro lado, me habla de libertad, de nuevos cuerpos, nuevos cariños. No sé si me atreveré a dejarte atrás. Ahora volví, quién sabe mañana. Ahora sigo aquí, pero tal vez otro día decida partir sin retorno. Dime, ya que lo sabes, qué piensas de mí. Soy indeciso. Sé que si me quedo te tengo incondicional, sé que estás ahí y puedo verte si te llamo. Debería dejarte... debería...

Emilio

Hace muchos años que no te veo. Tal vez ya no recuerdo tu cara, pero en mi memoria guardo la calidez de tu mirada, ojos de abuelo que miran niña y piensan en dulce. Cierto es, y siempre fue que no aguantabas nuestros juegos, fuimos, en ese sentido, tan ajenos. Pero todos íbamos a ti, señor de dulce y caramelo, para ver al hombre que aunque fuerte terminaba por doblegarse y regalarnos paletas. Te vi desde mis ojos pequeños, desde mi estatura mínima, y no recuerdo qué fue lo primero que miré, tal vez tu cabeza nevada o tu sonrisa que, por un momento, parecía de azúcar. Hace mucho tiempo que no oigo tu voz, ni tus palabras cándidas, ni tus regaños de nervios añejos. No he vuelto a escuchar, "ay, pero, mi niña, cómo has crecido", sintiéndo una mano fuerte acariciar mi cabello de nieta. Hoy eres recuerdo, y no mueres, porque estás donde siempre estuviste y no te has ido, ni te irás sólo porque después de vivir en vez de volverte sombra, eres luz de memoria. Y, por si no lo han not...

Ensueño

Hoy desperté entre flores de mármol, frías y tersas, pétalos de roca labrada que inertemente eran inmunes al tiempo. Hoy volaba con alas de cartón en un cielo empapado de dudas, caí en un cráter lleno de espuma corrosiva y es que la Tierra estaba celosa de mi vuelo. Hoy caminé entre hiedras con los pies desnudos, sentí el dolor en las plantas y las pupilas, entonces un clamor monotónico calló mis lágrimas. Hoy me vulneraron miles de voces monocromáticas, monosilábicas, persistentes en su aullido aturdidor, despechado y despreciante, desmerecido. Hoy tuve sed de un agua que no se bebe, navegué desiertos en su búsqueda y encontré arena movediza. Hoy no cerré los ojos para no perderme nada, para viajar entre imágenes y palabras que lo dijeran todo, lo expresaran todo, lo supieran todo. Hoy desperté en contra de mi voluntad, abrí los ojos sabiéndome ignorante y quise volver a soñar pero las flores de piedra se habían perdido para siempre.

Autumn

Another day... one of those in which life never goes by, one of nothing, a lost one. A greyish blue day. Trees don't whisper, wind doesn't go between, there are no birds singing, no spring to smell, no winter to feel, no summer to breathe, just another day of fall. I turn to the sky and find clouds covering the sun, an unpredictible ray of light fell upon a butterfly that was flying cold over a death flower, she was desperate and lost, she was longing on a wish that died before the sunrise, and i was her dream looking at her looking at me searching for a sun that was falling. I left, i went away leaving the flying insect behind, leaving my desire along. I took a train, it went into a tunel, it turned the lights on and i fell sleep, i dreamt about her, swinging her wings to the nothing, to oblivion, to darkness, to deep, cruel, and empty space. I felt cold and woke up when the train reached the ocean. We went underwater, we went underearth, we went under... And i found me, looki...

L...

Ayer, por un momento, por un vago instante de tormenta, sentí que te me ibas... creo que era mi culpa... Tal vez un egoísmo insatisfecho fue la causa, quizá sólo un ánimo letárgico que nació con las olas saladas que golpearon mi rostro. Creí que te perdía... me sentí morir. ¿No ves tú que eres la única vida plena que tengo? ¿No ves que contigo mi vacío inútil encuentra entretenimiento? ¡Mírame ahora! El mar que derraman mis ojos pesa en las piernas, se me doblan, he caído. Estoy convencida de que mis palabras hacen mella, hacen llaga, te atormentan... es suicidio. Las palabras se me han doblado entre sollosos y creo que he perdido la cordura, me duele el mundo sobre la espalda, me duelen tus ojos lluviosos y tus cabellos de noche a los que se les están cayendo estrellas. Ya no llores. No me cubras con oleadas de reproches líquidos, no me ahogues en el sísmico lamento de tu llanto. Ya no llores. ¿No ves que me matas? ¿No ves que ya no soporto? Anda, déjame absorberte en besos y caricias...

La mirada de Elisa

Era un viernes por la tarde. La mañana había sido ajetreada, Elisa se vio inmersa en un millón de problemas que jamás creyó pudieran pasarle a ella, su madre, su hermano, su prima... toda la familia estaba aún paralizada por lo sucedido. Elisa había cambiado radicalmente la pasividad de sus días por un constante caos en desarrollo y había acontecido tan rápido que no había tenido tiempo de asimilarlo todo. Cuando el frío vespertino empezaba a tocar las ventanas, Elisa, mientras hablaba con su madre, se acercó al ventanal de la sala y admiró las nubes, luego bajó su vista a los árboles de la calle, después a las personas, volvió a subir los ojos y contó estrellas por un buen rato. Isidora, la madre de Elisa, preparaba la cena tratando de sopesar el chocolate con los hechos mañaneros, puso la leche a hervir, sacó unos tamales del refrigerador y puso la cafetera "por si a alguien se le antoja un cafesito con pan para bajarse las penas". Alma, la prima, empezó a poner la mesa mie...