
Hoy desperté entre flores de mármol, frías y tersas, pétalos de roca labrada que inertemente eran inmunes al tiempo.
Hoy volaba con alas de cartón en un cielo empapado de dudas, caí en un cráter lleno de espuma corrosiva y es que la Tierra estaba celosa de mi vuelo.
Hoy caminé entre hiedras con los pies desnudos, sentí el dolor en las plantas y las pupilas, entonces un clamor monotónico calló mis lágrimas.
Hoy me vulneraron miles de voces monocromáticas, monosilábicas, persistentes en su aullido aturdidor, despechado y despreciante, desmerecido.
Hoy tuve sed de un agua que no se bebe, navegué desiertos en su búsqueda y encontré arena movediza.
Hoy no cerré los ojos para no perderme nada, para viajar entre imágenes y palabras que lo dijeran todo, lo expresaran todo, lo supieran todo.
Hoy desperté en contra de mi voluntad, abrí los ojos sabiéndome ignorante y quise volver a soñar pero las flores de piedra se habían perdido para siempre.
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