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Entradas

Mostrando las entradas de mayo, 2012

El reloj de arena

El arena bajaba lentamente por el orificio de cristal. Elena miraba el reloj de arena con una atención anormal.  Ricardo la miraba a ella, recostado sobre la pared, impaciente. Los minutos transcurrían como humo entre los dedos, ellos esperaban  en el salón creyendo que el tiempo no podría ir más lento. Elena se levantó de su asiento, dio la vuelta al reloj y se paró frente a la ventana. Ricardo se sirvió una copa de vino, se sentó en el sillón. Elena volteó hacia el reloj de manecillas. No va a llegar, ya pasaron casi dos horas. Vendrá,  dijo él, tiene que hacerlo. ¿Y si no? Pues nos vamos sólo tú y yo, ése es el plan. Elena vio la luna reflejándose en el cristal del  auto que los esperaba afuera, sintió un escalofrío fugaz recorrer su cuerpo, le temblaron las manos. tengo un mal presentimiento.  Sólo unos  minutos más. El viento comenzaba a erizarle los sentidos. Ricardo vació la copa y salió de la habitación. Elena vio una sombra junto al auto y se ...

Año electoral, año de catástrofes...

Me estoy cansando de leerlo, de buscarle las entrañas y entender no el qué sino el porqué. Año electoral, año de catástrofes... Así nos la llevamos, entre campañas sucias y mensajes en doble sentido que nada tienen que ver con la supuesta democracia, ni con la realidad siquiera. ¿Somos armas de doble filo? Esta gente que piensa y que busca trasfondos, ¿somos tan inútiles como parecemos a veces? Inútiles en el estricto sentido de la palabra, no parece que en un país cuyo sistema ha caído en la ruina sirvamos de mucho, al menos no ahora. Ya sé, parece que no sé a dónde voy. La realidad es que la represión -de todos lados- nos está haciendo presas de una ira que no podemos determinar. Entre videos de protesta, mensajes en las redes sociales y movilizaciones civiles pacíficas (que siempre terminan en algún tipo de violencia) estamos agotando los recursos blancos. ¿Para qué si parece que no entienden? A los detinatarios no parece serles relevante que levantemos las letras e...

El ángel del olvido

Atravesando la muralla, al otro lado del bosque, entre los árboles de mango, hay una fuente, un manantial que brota de la montaña. Dicen que ahí vive el ángel del olvido. Con sus alas de memoria surca el viento y atrapa pesadillas. Él aleja los monstruos y asusta a los peores sueños, te hace olvidar los miedos. (Raspadura del tronco de un árbol que nadie sabe dónde está. Cuento orgánico que ahora es de Érika)  

Elisa (mientras)

Inevitablemente, la casa cayó desmoronándose a su alrededor. Elisa miraba el firmamento entre los escombros. Las estrellas resplandecían a lo lejos y ella supo, en un instante, que nada de lo que había a su alrededor era real.

El eterno

Tuvo la certeza de haber mantenido al tiempo atrapado entre sus manos, encerrado por un instante en un espacio diminuto. Se miró las palmas después de dejarlo escapar. Ella llegó por atrás, puso us manos sobre sus ojos y notó una diferencia sustancial en su rostro. Despegó las palmas. Dio la vuelta y miró su cara de asombro. No preguntó, no necesitó preguntar. Él la vio con una sonrisa y le enseñó sus propias manos. Es el tiempo, atrapado, inconexo, inamovible, solitario. Separado de los espacios y de la memoria. Es el itempo en sí mismo, en espiral, en infinito, en un nudo constante que se revuelve. Se llama a sí mismo, se busca, se encuentra para volverse a perder. Míralo. Puso sus manos frente a sus ojos y ell abrió mucho la boca. Quiso tocarlo, saber cómo se siente. Se detuvo a milímetros. Supo enseguida que meter el dedo en el tiempo podía cambiarlo todo de manera absoluta. Volvió la mano al costado del cuerpo y lo miró a él de nuevo. Y... ¿qué hacemos con esto? ¿No temes que lo ...

Delirio

Te tengo en la punta de los dedos. Te escribo como si pudiera tocarte, como si pudieras sentir mis llemas deslizándose por tu espalda. Como si me observaras de reojo esperando una respuesta al suspiro que acabas de soltar. Dejo caer un beso en tu cuello, resbala con mis palabras a tus manos que detienen tu cabeza sobre la almohada. Siento tu palma en mi rostro. Me acerco. Me tienes donde sé que me querías y te sigo escribiendo como si te tuviera de frente. Te recito mis palabras al oido. Sientes mi respiración que transmuta en un vaho apenas perceptible. Puedo sentir que me miras, aunque no lo sé por cierto. Puedo sentir tu mano subiendo suavemente por el contorno de mi brazo, hasta mi hombro. Juegas con las pecas, eso también lo percibo. Las cuentas, paseas tu dedo sobre ellas descubriendo formas que nadie conocía. Ahora tú también me tienes en la punta de tus dedos. Escríbeme como si pudieras tocarme.

Ideas

Plantada en alguna parte, no en el corazón sino más arriba, ella tenía una idea que había circulado por su sistema durante años. Afloraba por su garganta y cuando estaba por alcanzar la punta de su lengua, se la tragaba y la depositaba en el fondo de su ombligo. Ayer, cuando escuchaba el mar sin que nadie más se diera cuenta, la idea encontró el camino difícil hasta sus ojos. Hizo una mueca, intentó detenerla, intentó rechazarla, intentó abrir mucho la boca para dejar que se la llevara la briza, intentó sacarla de su nariz en un estornudo, pero nada funcionó. La idea se había escurrido entre la sangre, subido pacientemente hasta las glándulas lacrimógenas y ahora quería escapársele en una lágrima. Por primera vez, ella no podía hacer nada más. La dejó escurrir por su mejilla para depositarse en su mano. Entonces la observó, con la curiosidad de haberla conocido siempre y aún así no saber de qué se trataba. La idea se hizo un charco pequeño, luego brilló con el color que el mar mismo...