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El mar de los recuerdos

De cuando en cuando sirve de mucho adentrarse en el pasado de uno...

Ayer lo hice, me atreví a abrir el puerto de mis ideas y volver al pasado. Me encontré navegando entre palabras antíguas, barbarismos propios, irrealidades olvidadas en la biblioteca de mi memoria. Me di cuenta de lo inútil que resulta sentir lo ya sentido y revivir lo ya vivido. Me dediqué a leer y transcribir a mi yo pasado. He aquí unas de esas cosas que encontré:

I'm so fucking tired of them,
They all hear, but they never listen
They want to be listened too
but they never pay atention to you
you might learn from them,
but a hard time you will get...
Don't ask, there's no need
Don't argue, you won't get anywhere
Shut your mouth and you may come inside
but if you have an opinion
you might want to keep it for yourself before enter
Nothing to say?
Be welcome!, get comfortable, come on in



Alegría


En un mundo corrupto y oscuro, en cuyas fauces criaturas caminan asustadas de sí mismas, alguien busca refugio, con urgencia busca salida a ese festín inmundo de sombras inhumanas que se mecen entre sueños y atormentan.
En ese lugar alguien camina intranquilo en busca de luz. Un árbol baila calmado con el viento y un pájaro canta parado en él. De esa imagen emerge la salvación, una carcajada sonora que emana de ese alguien y rompe el silencio desvaneciendo las sombras. La luz aparece, la alegría renace, la oscuridad cae cual telón y la obra termina cuando la risa se convierte en lágrima y el líquido toca el suelo tornándose estrella.

Canción del mar

El camión repleto de gente acalorada abría sus puertas y como ríos de sudor bajamos despavoridos del horno azul que nos contenía. En el malecón, rarezas, ensueños y anormalidades comunes caminan, cantan, bailan y platican. Yo, sentado en una banca, paso desaprecibido, observo y escucho a cada uno de esos locos normales.
Todos ellos conservan una canción adentro, una tonada con la que sus corazones palpitan, una letra que rige sus vidas. Yo, eso escucho, les presto atención: óperas, valses, rancheras, tríos, poperas, de todo. Los escucho y los envidio pues mi vida no tiene ritmo.
De pronto un sonido de fondo llama mi atención, un vaivén juguetón... ¡Ese es! Mi sonido, mi canción, la canción del mar. La encontré. Me perdí entre las olas, me desvanecí en sus sueños, me conjugué con la espuma y me fui.

La espera

Una hora, otra hora, se le escapan como hilos de humo, la mente se le enturbia un poco y ella se remueve la ofuscación con un movimiento de cabeza. Una canción, otra canción, le transcurren en la mente que se llena de niebla con intensiones escapistas y allá va ella, sigue la niebla y vuelve en sí volteando rápidamente de un lado a otro.
No se ha movido de su lugar, está sentada allí sola, espiando a tenta a ver si en aquél mundo-calle lleno de cabezas aparece esa que ella quiere ver con tanta ansia.
Los dedos chocan constantes con ritmo impaciente contra la pared, la boca tararea con inconciencia y los ojos se mueven de un lado a otro siempre buscando, siempre alertas, hasta que el ritmo se ha vuelto insoportable... La espera eterna ha terminado, él se asoma entre la gente y ella se levanta para irse.

Comentarios

  1. El pasado está atado a nuestro presente mi querida lia...el hilo siempre queda atrás pero va unido al momento q vivimos. Siempre es bueno recurrir a él para entender muchas situaciones presentes -el pasado, pasado es, pero forma parte de lo que hoy somos- si lo entendemos así, éste no nos aturde demasiado y podemos sumergirnos en él adquiriendo muy buenas experiencia! Eres un pez Volador

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  2. Lo he dicho y lo reitero, vuelo con alas mojadas de mar...
    Tienes razón Chanthy, el pasado es parte de lo que soy, ahora lo estoy recordando, hilando mis historias y rehaciéndome a cada paso que doy.
    ¿Quieres navegar conmigo entre los aires? Es divertido, jejeje.

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