Ir al contenido principal

La resaca de Lia

La resaca era lo único que cabía en su cerebro en ese momento. El dolor de neuronas no la dejaba reaccionar para volver al mundo real. Cerró los ojos. Sintió los párpados como tapetes de púas contra las pupilas. Quiso que el mundo se la bebiera de un sólo trago.

- No puedo ni moverme, me duele hablar, me duele estar despierta... pégame un tiro, ténme clemencia, apiádate de mí... ándale, ¿sí?... aquí mira, directito a la cabeza, que me explote... de todas formas siento como si me estuviera explotando desde ahorita. ¡Carajo! ¡No mames! Neta me duele un chingo...
- Ya bájale a tu drama, nadie te dijo que tomaras tanto anoche.
- Pues no, pero...
- ¿Pero? No me vas a decir que esto es mi culpa, o ¿sí?
- No, bueno sí... no, no es tu culpa. Fue Carla la que me hizo beber así.
- ¡No inventes! Te lo bebiste tú solita, nadie te puso una pistola en la cabeza.
- Pues pónla, ahora, por favor...
- Ya cálmate, Lia. Tómate la pastilla que te dí, duérmete otro rato. Ya se te pasará.

Se recostó en la cama, volteada hacia la pared. Sintió el latido de su corazón agolparse en sus sienes e imaginó una manada de hormigas gigantescas pasando sobre su cabeza. ¿Hormigas gigantes? Ahora sí, estoy loca. Con los ojos cerrados vio desplegándose en la pared el espectáculo más horrendo que su mente podía crear, figuras que se disolvían unas con otras en un baile acuoso sin sentido, de colores espantosos, rosas vomitivos, verdes enfermizos, amarillos putrefactos... Sintió el mareo venir, el mundo le dio vueltas con velocidad. Quiso levantarse rápidamente y volver a estar en un sólo lugar, sin movimiento. Pero le faltaron las fuerzas y se estampó contra la almohada. Se sintió enferma.

- Oye, no, si vas a vomitar, cuando menos avísame...
- No quiero vomitar.
- Tal vez te sientas mejor. - Sara acercó una cubeta a la cama y la puso cerca de Lia.
- Gracias, nena.
- Haré algo de comer, algo que te baje la cruda, ¿quieres unos hot cakes?
- Wácala, no inventes... agh.
- Jajajajajaja, obvio no. Espera, prepararé algo.
- Tienes un humor muy negro.
- Ay, ¡achú! Vuélvete a acostar, ándale. Si quieres algo más, grítame. Te dejo agua en el buró.

Sara se fue del cuarto dejando a Lia sola con sus demonios. Ella volvió a sumirse en esa fantasía bizarra por unos minutos más. Dejó que su cabeza hiciera de ella lo que quería y se durmió.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

A Gala

Te estás volviendo recurrente, cada vez que cierro los ojos veo los tuyos en vez de los míos. El bosque detrás de tus pupilas se hace real y yo me interno en tu búsqueda. Haz hablado conmigo de mil cosas que conoces y todas ellas han sido reales al despertar. Me pregunto si estarás ahí cuando me hagas falta... me has dicho que sí. Te he soñado como nunca, una vez tras otra en instantes inconexos que se vuelven obsesivos cuando abro los ojos y entiendo que no fueron en verdad. ¿Lo fueron? Ayer me dijiste que volverías, lo hiciste con tus labios contra mi oreja, mi subconsciente te creyó. Hoy desperté con el pecho vacío, como si algo me hubiese robado el aliento mientras dormía, recordé que estuviste en mis sueños... Todo lo que queda son preguntas con respuestas perdidas en el tiempo. Lo sé, está cerca...

The head of the war

Rampage, fury, a day goes nearby me and I feel nothing, sweet heat of rage running towards the brain inside the head of the war... does it hurt? Is it burning? Is it me or the clouds of greish green are rising above? The sound of steps into the fog, into the sea, between the sand, the sound a deep breath willing to lose a life in order to win a mile, the sound of a thousand thunders going through the sky, falling in the rupture of men shreding eachother apart. This is hell... the deepest bottom of an ocean of missunderstanding. Is the will of the brain bigger than the life of so many others? Is it bigger than all of us? How do you messure the size of you among us? Red and purple days, red and purple nights, red and purple thoughts, this little puppets follow the colors of a fabric that has lost it's meaning... they follow no reason, just a brain with an unclear purpouse and a greed bigger than all of us.

La muerte de K

Hay algo que necesito entender: ¿qué pasó? Por más que miro hacia atrás y busco una explicación tras otra, todo parece tan absurdo que no consigo dar paz a mi mente. Te he buscado como loco, por debajo de las piedras y entre las letras de las miles de cartas que he escrito para ti en mi cabeza. He intentado llamarte por las madrugadas frente a las olas del mar y no he conseguido respuesta. No lo sé, dónde te perdí, por qué no apareces... Mis pensamientos inconclusos navegan entre los recuerdos de una persona que parece desvanecerse cada vez más frente al espejo. Ayer no tenías frente, hoy ya no te veo los ojos, mañana quién sabe. Cuando desaparezca tu cuello empezaré a pensar que no hay remedio. ¿Sufriré? ¿Sabré que te has ido por completo cuando lo hagas? Vaya cosa curiosa. El hombre azul ponía en carpetas separadas las cartas escritas a diferentes amigos, organizaba con perfección su vida plasmada en memorias aparentemente inconexas, la ponía en los cajones de su escritorio y se pre...