Ir al contenido principal

My name is Revolution

Mi nombre es Revolución... Hace años, cuando la cosa estaba dura y el gobierno apretaba insistentemente por todos lados, mi cabeza sobresalía del montón, hablé fuerte, grité harto y los opresores voltearon a verme como suelen hacerlo con quienes decimos las cosas tal y como son. Apenas ahora, bajo el farol de un callejón nocturno, me atrevo a escribir mi historia. La China me ha pedido que se la cuente, pero a ella le salen chambas a cada rato y es difícil seguir el hilo de lo que estaba diciendo, mejor se lo escribo y se lo leo cuando regrese de con el cliente del Bora azul.
Un día de diciembre - lo recuerdo nublado y frío, con un sol que apenas asomaba entre nubes delgadas -, estaba yo con todos mis amigos en una manifestación afuera del palacio de gobierno - lo pongo en minúsculas porque le he perdido todo respeto -, pedíamos la libertad de algunos presos políticos que eran inocentes, la igualdad de derechos para quienes no la tenían y un cambio radical en las políticas de ultraderecha de nuestros gobernantes. Nos escucharon.... las personas equivocadas.
Mientras lanzábamos gritos de protesta y alzábamos pancartas, sin agregar violencia a nuestra revuelta. El ejército apareció de pronto, nos rodeó por completo y, sin advertencia previa, se lanzó sobre nosotros a macanazos. Sonó un disparo entre los gritos. El pandemonium fue inevitable. Cada uno corrió por su vida hacia donde pudo pero no había formas de escapar. Había cuerpos tirados por doquier, algunos vivos, algunos muertos y otros agonizantes pidiendo clemencia. Intenté huir, corrí en desbandada hacia un hueco que había entre los militantes y los militares, pero no pude llegar. Un brazo fuerte vestido de camuflaje dejó caer sobre mi espalda un garrote... Caí... Me hice pequeña por instinto, sentí decenas de pies pasar sobre mí y a mi alrededor, las pesadas botas militares hicieron mella en mi carne y se quedaron en mi mente por mucho tiempo más. Grité, lloré y enfurecí como nunca antes lo había hecho. No fui - ni quise - consciente de las cosas que salieron de mi boca en ese momento, palabras y sangre. Me levanté mareada, golpee al aire, patee a la muchedumbre y maldije a todos los "dioses" terrenales. Intenté caminar de nuevo pero un cuerpo me detuvo, un hombre se paró frente a mí y con un golpe en la cara me dijo: "estás detenida". Grité con más fuerza, escupí a los que estaban a mi alrededor, me revolqué... contuvieron mis pocas fuerzas con más golpes y un par de esposas. Me tiraron en el piso frío de una camioneta que apenas pude reconocer. Oí a los gritos apagarse poco a poco mientras la camioneta andaba por caminos que no vi.
I have forgotten the rest... or is it that I don't want to remember? I have no idea... I live in a different city now, I've traded countries and I refuse to go back. That floor, those streets, they are filled with blood and pain. Nothing of witch I desire to remember. China is coming back now, the blue Bora is parking on the corner, I guess I should tell her what I've written.

I have spent so many nights sitting on this corner, talking to every women around. Pimps, drug dealers, they all know me very well, none is afraid of me anymore. I am no threat, they know it. Once, a few months ago, a new pimp came around claiming territory, he came to me first and tried to buy me off, I laughed at his face and attempted to hit me, but Ray -a dealer- stood up for me. I never thought I would live a life like this, I guess nobody does. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

A Gala

Te estás volviendo recurrente, cada vez que cierro los ojos veo los tuyos en vez de los míos. El bosque detrás de tus pupilas se hace real y yo me interno en tu búsqueda. Haz hablado conmigo de mil cosas que conoces y todas ellas han sido reales al despertar. Me pregunto si estarás ahí cuando me hagas falta... me has dicho que sí. Te he soñado como nunca, una vez tras otra en instantes inconexos que se vuelven obsesivos cuando abro los ojos y entiendo que no fueron en verdad. ¿Lo fueron? Ayer me dijiste que volverías, lo hiciste con tus labios contra mi oreja, mi subconsciente te creyó. Hoy desperté con el pecho vacío, como si algo me hubiese robado el aliento mientras dormía, recordé que estuviste en mis sueños... Todo lo que queda son preguntas con respuestas perdidas en el tiempo. Lo sé, está cerca...

Io y Mor (alguna parte de la misma historia)

- ¿Crees que podamos regresar ahora? - No, aún no... espera un poco más. - Pero ya deben estar lejos... - No importa, espera mejor... espera... - Si tú lo dices... - Mor, despierta, ya es hora de volver. - ¿Eh?, ah, sí, ya que es de noche quieres regresar... pues vamos... - Oye, no te pongas de malas ahora, no es momento para estarse peleando. - Llevamos todo el día esperando a que se vayan, Io, se fueron desde hace horas y nosotras seguimos aquí escondidas... - La espera no es en balde, te lo puedo asegurar, quizá dejaron algún vigilante y ahora debe estar dormido, es el momento perfecto para acercarse a ver qué hicieron... - Bueno, vamos... Sus ojos incrédulos hacen juego con su boca abierta en los rostros desencajados. Un establo reducido a cenizas está frente a ellas, no hay una sola persona más a la redonda, los caballos se han ido asustados por el fuego y sólo el aire húmedo del océano acompaña la repentina desolación de Ioanna y Morwen. Ambas caminan abrazadas hacia la casa que ...

La vaca en el tejado

Una vez conocí a una vaca voladora, pastaba sobre los tejados porque decía que allí nadie le quitaba la comida, se comía las hojas de los árboles altos y los musgos que crecían en los techos de las casas. La vaca decía que el mundo desde arriba se mira diferente, si te subes a un edificio muy alto todos parecen hormiguitas y si te quedas en el techo de una casa pequeña simplemente ves todo desde afuera. La gente se le quedaba mirando, a veces la señalaban diciendo: "wow, miren, hay una vaca en ese techo", cuando ella los veía mirándola mejor emprendía el vuelo y comenzaba a pastar en otro tejado. Un día yo contemplaba las nubes cuando vi a una vaca venir volando, me hice a un lado y ella aterrizó en mi techo, metió su hocico en una maceta y se comió los tréboles que yo estaba guardando para hacer ensalada. Fue entonces cuando me contó su historia, de cómo descubrió que volaba un día cuando un ganadero quería alejarla de su madre, y de cómo escapó de la granja en la que vivía ...