Ir al contenido principal

Yo me robé la luna


¿Recuerdas esa noche que te quedaste dormida en mis brazos después de tener pesadillas?

Esa noche tuve el atrevimiento de dejarte sola, te hice a un lado suavemente para que no despertaras, te tapé y salí huyendo por la ventana.

Volé kilómetros y kilómetros, por encima de los edificios, de las luces, de las nubes, lejos de la tierra... Tomé mi red, la que traía colgada de la espalda, bien agarrada a mí para que no se cayera en el vuelo, la puse delante de mi y esperé.

Fui muy cautelosa, me mantuve alerta hasta que volteó la cara y entonces la agarré desprevenida. La luna cayó en mi red de mariposas...

Volé de regreso con el peso del astro en la espalda. Me detuve a una distancia considerable, la amarré bien fuerte a un hilo casi invisible, no quería que los demás se dieran cuenta de que les había robado la luna.

Bajé de vuelta con el sigilo necesario, entré por la ventana y te tomé en mis brazos mientras aún dormías...

Ahora habitas en la luna, un poco alejada del mundo, acompañada sólo por tu gato y esta eterna visitante de los lugares luminosos que guardan tus ojos.

Comentarios

  1. Siempre me consideré tan cercana a mi bella luna que jamás consideré robarla, ella me hablaba por las noches, me hacía compañia todos los días, luego menguó por meses y jamás consideré hablarle...tu la secuestraste para mi, soy feliz de verle, ya no importan sus cambios, aprendí a conocerla, ella es igual a mi,ahora somos una... =) Me dejaste plasmada en tu blo!

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

A Gala

Te estás volviendo recurrente, cada vez que cierro los ojos veo los tuyos en vez de los míos. El bosque detrás de tus pupilas se hace real y yo me interno en tu búsqueda. Haz hablado conmigo de mil cosas que conoces y todas ellas han sido reales al despertar. Me pregunto si estarás ahí cuando me hagas falta... me has dicho que sí. Te he soñado como nunca, una vez tras otra en instantes inconexos que se vuelven obsesivos cuando abro los ojos y entiendo que no fueron en verdad. ¿Lo fueron? Ayer me dijiste que volverías, lo hiciste con tus labios contra mi oreja, mi subconsciente te creyó. Hoy desperté con el pecho vacío, como si algo me hubiese robado el aliento mientras dormía, recordé que estuviste en mis sueños... Todo lo que queda son preguntas con respuestas perdidas en el tiempo. Lo sé, está cerca...

Io y Mor (alguna parte de la misma historia)

- ¿Crees que podamos regresar ahora? - No, aún no... espera un poco más. - Pero ya deben estar lejos... - No importa, espera mejor... espera... - Si tú lo dices... - Mor, despierta, ya es hora de volver. - ¿Eh?, ah, sí, ya que es de noche quieres regresar... pues vamos... - Oye, no te pongas de malas ahora, no es momento para estarse peleando. - Llevamos todo el día esperando a que se vayan, Io, se fueron desde hace horas y nosotras seguimos aquí escondidas... - La espera no es en balde, te lo puedo asegurar, quizá dejaron algún vigilante y ahora debe estar dormido, es el momento perfecto para acercarse a ver qué hicieron... - Bueno, vamos... Sus ojos incrédulos hacen juego con su boca abierta en los rostros desencajados. Un establo reducido a cenizas está frente a ellas, no hay una sola persona más a la redonda, los caballos se han ido asustados por el fuego y sólo el aire húmedo del océano acompaña la repentina desolación de Ioanna y Morwen. Ambas caminan abrazadas hacia la casa que ...

La vaca en el tejado

Una vez conocí a una vaca voladora, pastaba sobre los tejados porque decía que allí nadie le quitaba la comida, se comía las hojas de los árboles altos y los musgos que crecían en los techos de las casas. La vaca decía que el mundo desde arriba se mira diferente, si te subes a un edificio muy alto todos parecen hormiguitas y si te quedas en el techo de una casa pequeña simplemente ves todo desde afuera. La gente se le quedaba mirando, a veces la señalaban diciendo: "wow, miren, hay una vaca en ese techo", cuando ella los veía mirándola mejor emprendía el vuelo y comenzaba a pastar en otro tejado. Un día yo contemplaba las nubes cuando vi a una vaca venir volando, me hice a un lado y ella aterrizó en mi techo, metió su hocico en una maceta y se comió los tréboles que yo estaba guardando para hacer ensalada. Fue entonces cuando me contó su historia, de cómo descubrió que volaba un día cuando un ganadero quería alejarla de su madre, y de cómo escapó de la granja en la que vivía ...