La noche era pesada, el día había pasado con rapidez y las horas se habían quedado atoradas en el cuarto azul. Lorena se levantó intranquila, caminó al baño, miró al espejo...
No volví a escuchar su voz, sus pupilas se perdieron en el reflejo y su cuerpo se desvaneció en el baño vacío.
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