Revolución
paseaba por las avenidas insomnes de la ciudad desolada, recorría un
camino que apenas reconocía. La chamarra de plumas aminoraba el ruido de
los autos que pasaban a su lado. Romy destallaba a lo lejos con sus
zapatos dorados, debajo de la farola amarillenta, el humo de su cigarro
subiendo perezoso entre el aire dañado formaba volutas amorfas.
Revolución se detuvo frente a un escaparate sombrío, un libro la saludó a
lo lejos: "Martirio", el nombre del autor era impactante... era La Voz.
What the hell? She said to herself. As it turns out he is a writer, huh? Well, well, well... She felt an urgent need to put her hand through the glass and take the book, rip it a part as she red it and toss it into the fire afterwards. But she didn't do it. She touched the cristal wall between them and walked away. Martir, she thought, he thinks of himself a martir... no! No way! He must be talking about someone else, maybe one of us, maybe no one we know at all. I just hope he doesn't think of himself a saint, he is not, he knows he is not... I know he is not. Does he? Revolution was looking at the floor as she walked, she missed to notice the black car that was turning at the corner, it almost hit her. Her mind was drawing webs of past images, pictures, still photos of dicussions she had a long long time ago. As she passed infront of a franchise coffee house, she remembered... the first time she ever saw The Voice, it was in a dark cafe dowtown.
La ciudad se cubría de niebla todas las tardes de aquél azulado otoño, poco a poco, las nubes descendían por las montañas y tomaban cautivos a los edificios. Tapaban los olores del mercado con un fuerte aroma a tierra mojada que provenía de las tierras altas. La ciudad, entonces, cobraba una vida a medias que sólo se puede vivir cuando nadie sabe lo que tiene frente a sí mismo. Revolución, que en ese momento era llamada de otra forma, entraba al Café Azul. Sus salones de colores marinos le recordaban ahora a un oceáno antártico, el frío empezaba a calarle la piel con su húmedo toque.
Fernanda la esperaba en una mesa del fondo del cuarto verde aqua, tenía un grueso volumen de Murakami entre las manos y leía ávidamente. Revolución observó al hombre joven que descansaba en una sala contígua, su barba de Che Guevara, su pose de libertador en potencia y su aire de inconforme incansable le llamaron la atención. El chico sonrió sabiendo que ella lo miraba. Fernanda despegó los ojos de su libro y se levantó a saludarla con un abrazo.
- ¿Ya viste a los chavos del otro cuarto? - Le preguntó mientras dejaba el pesado libro sobre la mesa. - Parece que traman algo.
- Sí, los ví. ¿Qué onda con el intento de Castro que está al fondo? - Revolución tomó la silla junto a la de Fernanda y se sentó.
- No lo sé. Se ven raros, eso es lo que creo. Y parece que van a armar algun desmadrito por aquí, uno de ellos anda repartiendo propaganda sobre un movimiento estudiantil. Ya sabes, uno de esos supuestamente anárquicos que van en contra de todo y no se concentran en nada.
- Ya... pues a ver si estos son en algo diferentes a todos los otros, no vayan a ser como los del movimiento campesino que son más citadinos que la chingada, o los del movimiento obrero que van en universidades de paga de las más caras, o los que quieren terminar con la hambruna en África y no han ido a darse una vuelta a la sierra a ver las condiciones de la gente allá arriba.
- Jajajajajajajajajaja, pues ojalá no sean otra bola de fantoches disque anarquistas o algo así. - Fernanda tomó su taza de café con ambas manos y sorbió. - Pero ya veremos, creo que no tardan en empezar su "asamblea" o lo que sea. - Hizo las comillas con los dedos en el aire. Revolución se reía con ella.
Uno de los chicos de la mesa de los "fantoches" se acercó a ellas y les extendió un folleto. Fernanda lo reconoció, estudiaba en el mismo campus que ellas, quizá era historiador o sociólogo, no estaba segura. Le sonrió de todas formas y aceptó el papel. Revolución lo leyó en voz alta. Las letras blancas sobre fondo negro se distorcionaban un poco al final, la fotocopia no había sido muy buena. Algo decía sobre la injusticia, la falta de trabajo, la mala repartición de los bienes y así. Lo primero que notaron fue su urgente necesidad por un redactor que supiera lo que hacía, los pobres chicos se defendían pero sus ideas se emborronaban entre acentos mal puestos, signos de puntuación inexistentes y frases hechas mal utilizadas. Los clichés eran, además de todo, muy abundantes. En fin que su mensaje quedaba disuelto entre sus palabras.
- ¿Entontes? - Dijo Fernanda.
- Entonces, ¿qué? - Respondió Revolución.
- ¿Es otro de esos movimientos estudiantiles que no van a llegar a nada?
- Eso parece... déjalos hablar, chance y tienen mejor labia que redacción, uno nunca sabe.
- Jajaja, a mí se me hace que te gustó el wey de la barba del Che... - Revolución miró a Fernanda con ojos de pistola mientras ella se reía. - Jajajajajajajaja, no te hagas, te vi verlo.
- No, no... - Dijo la otra, avergonzada. - Bueno, sí. Lo voltée a ver cuando entré, pero debes admitir que se ve todo misterioso ahí sentado, parece que planean algo.
- Mmm... Ok, ok, fue curiosidad vil. Si no te conociera, pensaría que estás mintiendo y que sí quieres algo con él. En fin, ¿qué se traerán entre manos?
Minutos más tarde, el chico de la barba se levantó de su asiento y se acercó a un micrófono colocado en medio del café. Comenzó a hablar con una voz profunda y segura, ciertamente su labia era mucho mejor que las palabras del panfleto, tenía actitud, presencia y una confianza en sí mismo que sus compañeros parecían admirar. Revolución prestó atención a sus palabras, "no podemos hacerlo todo, no podemos arreglarlo todo aunque quisiéramos, debemos enfocarnos en metas alcanzables y dejar de soñar utopías..." El chico miró a Revolución, por un par de segundos pausó su discruso y observó los ojos de la chica que lo veía con curiosidad, el futuro certero se desplegó ante sus miradas, ambos supieron en ese instante que algo los había atraído a ese café ese mismo día. Él siguió, ella volvió a la plática con su amiga y no se volvieron a ver hasta semanas después.
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¡Bravo! ¡Revolución ha vuelto! ¿En qué parte va esta parte? La Voz, Martirio, I like it...
ResponderBorrarQuiero más.
Ehm... no sé dónde va, jajajaja, luego te digo ;)
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