Después de una ausencia necesaria del ciberespacio, regreso al blog. Tengo como mil cosas en la cabeza, quisiera decirlas todas pero ni el tiempo ni la página son suficientes. Revolución me ha estado pegando de gritos en los oídos, quiere salir corriendo de mis neuronas y materializarse. He leído las noticias, algunas -si leo todas todos los días me voy a volver loca de coraje-, y cada vez que lo hago siento cómo su voz me apabulla la cabeza, quiere salir. El problema aquí es que ninguna de las dos -ni ella ni yo- estamos convencidas de tomar el toro por los cuernos de manera solitaria y empezar a darle de palos a la situación absurda en que vivimos, aunque las dos creamos que ya va siendo hora de un cambio radical.
Si no logro cambiar mi historia, cuando menos cambiaré la suya. Aquí se las voy dejando a pedacitos. Su nombre es Revolución y necesita ser escuchada.
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