Querida Sara:
Hay días en los que olvido que esta libreta está aquí. No sé por qué. Mi mente se ocupa de ti en formas distantas a las de las hojas rayadas y olvido que escribirte es una manera de distinta de vivir contigo. Hoy fue uno de esos días.
Hay días en los que olvido que esta libreta está aquí. No sé por qué. Mi mente se ocupa de ti en formas distantas a las de las hojas rayadas y olvido que escribirte es una manera de distinta de vivir contigo. Hoy fue uno de esos días.
¿Sabes? El gato azul de la esquina me siguió hasta la puerta del departamento, fue extraño verlo tan tranquilo detrás de mi como si yo tuviera algo que ofrecerle además de un trozo de jamón, que por cierto devoró instantáneamente. Se quedó sentado en la calle viéndome desde ahí. Creo que deberíamos tener una mascota, siempre he querido un animalito que sea más interesante que un pez y un gato -vaya polo opuesto- ser?a lindo. Vi uno el otro día, peludo, gris y juguetón... pensé en traerlo, un chavo los estaba regalando en una tienda de mascotas, pero como nunca te lo dije, no lo hice.
Te oigo llegar, la cerradura de la puerta se está abriendo, ir éa saludarte... me veo correr para esconder esta libreta, apresurarme por el pasillo y llegar hasta a ti para abrazarte y robarte un beso... Te seguiré pensando, te seguiré escribiendo, te seguiré amando.
Lia
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