Aquí estoy otra vez con muchas cosas dándome de vueltas en la cabeza, las letras de KT Tunstall se han mezclado con el bajo de The Kings of Leon y siento que el cerebro me bulle. Soy una mezcla muy rara de cosas apelmazadas unas con otras, un poco de surrealismo por aquí, un tanto de rock por allá, y un toque de realismo a la más pura forma de los franceses y los rusos esparcido encima de todo. He llegado a pensar que la incongruencia de lo que puedo ser se equipara con la congruencia de lo que puedo escribir. Quiero decir, si logro poner coherencia en mis palabras, quizá logre ponerla en mi mente. Quizá nunca lo logre, quién sabe. Tal vez dedique mi vida a ser uno de esos bichos raros que navegan el mundo con la mente nubalada y una sonrisa. Después de todo esto de vivir a lo bovarista, con la nariz en una historia inconclusa que promete terminar en el suicidio de la heroína después de ser tortuosamente realista al modo romántico (si eso puede), es como navegar en un mundo de sueños p...
Conversaciones en el vacío de muchas voces.