Ayer estaba tranquilamente sentada en la banca de un parque, había decidido tomar el sol y terminar de degustar el último libro de la serie que estaba leyendo, cuando mi teléfono sonó. Lo dejé sacarme de mi libro después de haber terminado el párrafo. Miré la foto de la pantalla y la leyenda: M. Disaires. Supuse que era mejor contestar, a M. no le gusta que la deje esperando demasiado tiempo en el teléfono. Fue una llamada rápida, casi fugaz. M. quería decirme que llega mañana en la tarde, por favor, ve por mí, no sé aún cómo llegar a tu casa. Y, bueno, en esta ciudadsota de miedo, nadie sabe llegar a mi casa más que yo, respondí. Nos reímos. Colgamos. Se acabó, me dije, el sol es hermoso, el día está fantástico para andar al aire libre y el libro ahora se siente como una prisión helada en otro mundo. No quiero sentir frío innecesario. Así que me levanté, guardé el libro en la bolsa y emprendí el camino a un lugar indefinido. M. llegó hace unas horas. Fui a buscarla al aeropuerto....
Conversaciones en el vacío de muchas voces.