- ¿Está bien? - Sí, creo que no ha comido, por eso se desmayó, tráele una coca, no seas mala. - Sí, voy. Ella abrió los ojos y se descubrió a sí misma en un cuarto blanco, acostada en un sillón pequeño, con el pantalón y el sostén desabrochados. Un rostro amable y barbón la observaba soplándole con un fólder vació. - ¡Hola! - Le dijo muy sonriente el hombre de la barba. - ¿Hola? - ¿Te sientes bien?... Te desmayaste hace un rato en la calle... - Ah, sí, estoy bien, gracias. - ¡Cuidado! No te levantes, mejor quédate ahí un rato. Ahorita te traen una coca para que te sientas mejor. - Yo... - No es pregunta. - Sonrió.- No te voy a dejar que te vayas hasta que te la hayas tomado, es un hecho. Ella lo miró con una mezcla de asombro e incomodidad. Le sonrió por compromiso. ¿Quién es? Sé que lo conosco, se me hace familiar, pero... ¿dónde lo he visto? No se parece a ningún actor, ¿o sí? Le tomó unos segundos más recordar su voz. ¡Es él! Recordaba entonces a su hermano, en la prep...
Conversaciones en el vacío de muchas voces.