Ir al contenido principal

El sillón


Una tarde noche, cerca de que la luna se asomara entre las nubes, una niña y una prima nadaban en una alberca fortuita. Una borbolla de burbujas apareció de pronto en una esquina haciendo blop blop blop. Una sombra amorfa se podía ver debajo de las burbujas.
Del agua, de entre el blop blop blop, salió una esquinita mullidita de tela verde estampada. Apenas y se veía entre el alboroto. ¡Era un sillón! Pequeño y acolchonado que apareció al otro lado de la alberca.
Despacito, se acercó a la niña y la invitó a sentarse sobre él. Le dijo que él flotaba muy tranquilo y que ella podía ir en él a lo hondo.
Pero ella lo miró con extrañeza y le dijo: - tú no eres un sillón, los sillones no nadan.
- ¡Ah!, pero yo soy un sillón especial que nada en las albercas.
- Pero los sillones no hablan… - respondió ella.
- Es que yo soy un sillón mágico que habla y nada en las albercas.
- Pero los sillones no hablan porque no tienen cara… - Claro, y en la cara tiene uno la boca con la que habla, ella lo sabía.
- Pues yo soy un sillón fantástico que tiene cara, pies, habla y nada en las albercas. - Sacó del agua sus patitas de madera y sacudió unos piesitos pequeños.
- Eres un sillón muy raro -, dijo la prima.
- Sí, eres un sillón muy raro -, dijo la niña cruzando los brazos.
- Soy un sillón mágico, fantástico y muy especial… y muy raro también.
- Eres un sillón muy chistoso -, dijo la niña cuando vio la cara de orgullo del sillón al describirse a sí mismo y se rieron los tres.
- Ahora, ¿te quieres subir?
- No, todavía no… porque los sillones raros no me gustan.
- Ah, pero yo soy diferente. 
Con mucha confianza y orgulloso de sí mismo, el sillón le mostró todo su cuerpo sacando partecita por partecita del agua, una esquinita primero, una pierna, un pie, un brazo, otra esquinita y así. 
- Y mira soy de un bonito color verde… ¿no te gusta?
- Sí, me gusta el verde -, respondió la niña sonriendo.
- A mí también me gusta y sí te ves cómodo. - Dijo la prima y le apachurró la panza con la mano. - Muy acolchonadito.
- ¿Ves? Soy acolchonadito, verdesito, raro, hablo y nado en las albercas. ¡Soy un buen sillón!
- Está bien, - dijo la niña, - me subo en ti y me llevas a lo hondo.
Así fue que nadaron tan contentos la niña y el sillón por la alberca. La prima los veía y reía de los chistes del sillón. Era un sillón muy chistoso, en verdad.
Luego, la noche se hizo noche, la luna se asomó entre las nubes, los adultos se habían ido a dormir y sólo la niña, el sillón y la prima quedaban en la alberca. La niña ya bostezaba.
- Creo que ya es hora de dormir, - dijo la prima.
El sillón vino con la niña en brazos. 
- Sí, creo que es hora de dormir.
La niña había cerrado los ojos y la prima la tomaba entre sus brazos cuidadosamente.
- Adiós sillón raro, chistoso y acolchonadito, qué gusto conocerte.
- El gusto fue mío, que tengan dulces sueños, nos volveremos a ver.
El sillón desapareció tan pronto la prima puso el segundo pie fuera de la alberca, la niña dormía pacíficamente. Se fueron a la cama y la niña soñó con un sillón medio raro, mágico, fantástico, especial, mullidito, verdesito, con cara, piernas y panza que habla y nada en las albercas, que volaba con ella entre las estrellas y las nubes.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Minimizando

Extrañando 1 She says she's got what I need, the right amount of it all. I say I've got no room for her, she should now be gone. We wonder if it'll ever be, whatever it is we're both looking for. I know, it'll be, it'll apart that's all. 2 En la tarde, con la luz del sol cayendo sobre los lomos de los volúmenes más antiguos, ella recordaba la vez que hablaron bajo el árbol del fin del mundo. Siglos después, te sigue extrañando. 3 Hoy tengo cierta zozobra en la cabeza y la lluvia ha hecho un charco en mi mente. Se me enmoheció la memoria. 4 Quiso decir que no tenía tiempo, dar la media vuelta y marcharse. Sus ojos se lo impidieron como siempre.  Extraños Por semanas he cazado a este ser extraño. Me ha eludido entre las aguas los árboles. Le he encontrado agazapado entre la hierba. Me miró a los ojos con rudeza y dijo: ¡despierta! Ahora sé que tendré que volver a buscarlo.

Desire

Falling... the ocean swallows my heart, my brain, I think no more. I got lost in the sea. That's all.  Falling... deep. I feel the water in my launghs, the heavy burgain of the past running deep into my throught. I'm guessing is some sort of redemption, the killing of a shadow. No, I am not suicidal. I just want to eliminate the nasty feeling of that someone who's being watching me all this time. So... I got myself into the ocean, swalloed the water in an impulse for redemption... redemption. Cleansingnes -what I need. It is a crazy desire -I know, yet a strong desire. I must go for it. I must let myself go into the ocean, fall into the water, go deep... deeper... deeper. The water is cold, solid and so blue it almost feels black. My body is a mere mass of colapsing air. Nothing is left to be told, to apologise, to forget, 'cause everything if washed by the salt pushing it out of my skin. Heavyly, I fall. Once my feet had touched the bottom -rock bottom- I begin the jo...

Revolution, the beginning

It was the last day of summer, Millo came to me with an idea that would end our days of freedom forever: a protest... I remember the day because it was really hot, and the heat died that night. Millo said we should gather everyone around on the fifth of september, in the university's plaza, then march up to downtown. - I remember the fifth of september as it was yesterday, and I wan't to forget it... so badly.