Hacía un tiempo que no pensaba en Revolución, en Fernanda, en Sandoval, en ella... La mente de La Voz había dejado al pasado en el lugar remoto en que la memoria pierde todas las cosas, pero esa noche era imperativo traer a colación sus recuerdos. Se sentó frente a su gran escritorio de madera fina con una libreta frente a él, nunca le había gustado escribir sus discursos directo en la computadora, y tomó la pluma fuente que el Secretario de Relaciones Exteriores de Francia le acababa de regalar. Empezó a esbozar unas líneas extrañas en la parte superior de la página mientras pensaba en ellos de nuevo. ¡Héroes!, dijo en voz alta, héroes, repitió sonriente. La limusina se detuvo frente a las puertas del Hotel Halia. Los veinte pisos de cristal deslumbraron los ojos de Fernanda cuando el chofer abrió su puerta. Los medios de comunicación esperaban en el lobby. Al bajar, Fernanda miró a Revolución aún sentada dentro del auto, "están aquí", le dijo y suspiró. Revolución se c...
Conversaciones en el vacío de muchas voces.