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Mostrando las entradas de abril, 2012

La Voz

El paso del tiempo me ha pescado desprevenido. Me veo atentamente al espejo y no alcanzo a distinguir si detrás de las pupilas grises estoy yo o ese otro que he llegado a conocer con los años. Me ha preocupado no saberlo... Suenan dos golpes suaves en la puerta. Él se acerca y abre para encontrarse con aquel hombre atlético, guapo. - Te estuve llamando toda la mañana. - Perdón, he estado ocupado. - Está bien... necesito de tu ayuda. - ¿Qué te preocupa? - Voy a liberarlas... en realidad, voy a liberarlos a todos, pero primero a ellas. Mandaré un auto a buscarlas, las llevará a un hotel y luego nos reuniremos para cenar en algún restorán. - ¿Para qué me necesitas a mí? Parece que ya tienes todo calculado. - Tengo miedo... - Entendía de qué estaba hablando, había cambiado tanto en los últimos días que no siquiera él mismo tenía noción exacta de quién era. - ¿Temes haber esperado demasiado? - Sí... - ¿Temes que te culpen? - También... y temo que al salir crean ...