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Mostrando las entradas de agosto, 2012

¿Llegará?

Años habían pasado desde la última vez que se vieran. Lía había partido a una ciudad insomne y Carla había parmanecido en el silencio absoluto desde entonces. Pero Lía regresaba por unas vacaciones bien merecidas y le había mandado un correo para verla. Carla no estaba segura, la sensación de abandono que se había quedado llenando el espacio de Lía aún no se desvanecía del todo, no quería volverla a sentir. Lía sabía que el silencio era más cómodo para Carla que las palabras, pero ella no estaba dispuesta a acceder al absurdo de su zona de comfort nada más así porque sí. Era como borrar una amistad antigua con un soplo de aire. Las calles eran las mismas, los edificios se habían transformado poco, pero la mirada de Lía los sentía a todos diferentes. Entró al Café Azul como quien regresa a casa después de un largo viaje, se sentó en una mesa junto a la ventana. Leyó la carta detenidamente, haciendo tiempo para que llegara Carla. Cinco minutos logró tomar antes verse obligada a pedir ...

The come back

- I wanted to tell her how much I had been missing the old life. I wanted to cry a little, with melancholic eyes. I wanted to feel as much sorrow as she felt that night when we found each other again. But I couldn't. I felt no sorrow, I wanted to never return. That life, the one from long ago, was lost to me, it was a blur that ached in my mind. I wanted to forget. Fernanda was siting across the table, telling me her adventures of the past years. I listened with a smile. I nodded every single time, laughed and cried when it was necessary. I looked at her and said "I missed you" with a truthful feeling. She left and I forgot the old life. - You can't forget just like that, honey, snap and it's gone. - I can. - Come on, you know it's not possible. Maybe you've tried, but if you're still feeling the pain... China stood up, a car just stopped by the street light. Romi was walking back from the motel across the street. The dealer wasn't there...

El Mar del Tiempo Perdido

Yo estaba ahí. Parada frente a una inmensidad de agua grisácea que se revolcaba entre una nube de arena y brisa. El viento constante soplaba diminutos granos de roca sobre mi rostro. Permanecía inamovible, con los ojos plantados en un horizonte que no distinguía. No te vi llegar, lo hiciste despacio, moviéndote con la lentitud propia de quien camina contra el viento. Venías con los hombros encogidos, los brazos entrelazados frente al pecho y el rostro sumido en el resto del cuerpo, cubriéndote del arena que volaba en todas direcciones. - ¿Pauline? ¿Qué haces aquí? - Observo el mar... - ¿No te duele la arena? - No me pega. - Me miraste desconcertada. Quisiste hacerme una pregunta pero te la tragaste con la saliva arenosa que bajó difícilmente por tu garganta. - Las he visto. - Hiciste lo mismo. - A las miles de personas que te rodean a cada momento, sé que puedes sentirlas, sé que puedes oírlas incluso. Aunque no te atrevas a admitirlo. - Caíste en la cuenta de lo que te esta...