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El plato de fin de año



Cuento corto biodegradable.

Solitario, vagando en la playa con el viento de frente, iba yo observando lo que acontece en el mundo. El río daba vuelta por la derecha y caía entre las olas mezclando su frío con el calor de la sal. Allá lejos vienen unos chavos caminando por el ras de las olas. Oigo sus carcajadas. No entiendo qué se dicen. La lengüeta de arena que marca la diferencia entre dulce y salado los espera paciente. Ellos llegan en saltos y risas, buscan por dónde cruzar. Yo sigo arriba. Vociferan. Llegan al final de la lengua. Meten los pies al agua salobre, observan la profundidad. Unos regresan por el centro de la lengüeta, otros caminan por el borde pendientes del lecho del río. Ninguno me ve pero yo los observo atento. En una vuelta que doy, regreso la mirada y ellos ya no están. Los encuentro en un recodo del río discutiendo la forma de pasar. Una ya está dentro, otro la sigue, otras la ven, gritan y deciden quitarse los pantalones para llegar al otro lado. El agua debe estar muy fría, tiemblan... El viento me ha llevado a las ramas de los pinos. Ya no veo nada.

(La comuna-secta Casiopea fue fundada un 31 de diciembre de 2011, casi 1º de enero de 2012 con la firme intensión de establecer las fáciles reglas de conducta de un grupo de personas que en algún momento conviven felizmente. ¿Algún día se hará realidad? Hay que preguntárselo en serio. Por lo pronto este plato ha sido testigo de una parte de su alocada historia, como muchos otros utensilios que no aparece aún en esta relación...)

Comentarios

  1. Anónimo2:18 p.m.

    Los buenos momentos se pasan pero los buenos recuerdos perduran por siempre y más si los plasmas como tú lo hacess !! clap clap clap cassiohermana !! Ccy patahueca

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A Gala

Te estás volviendo recurrente, cada vez que cierro los ojos veo los tuyos en vez de los míos. El bosque detrás de tus pupilas se hace real y yo me interno en tu búsqueda. Haz hablado conmigo de mil cosas que conoces y todas ellas han sido reales al despertar. Me pregunto si estarás ahí cuando me hagas falta... me has dicho que sí. Te he soñado como nunca, una vez tras otra en instantes inconexos que se vuelven obsesivos cuando abro los ojos y entiendo que no fueron en verdad. ¿Lo fueron? Ayer me dijiste que volverías, lo hiciste con tus labios contra mi oreja, mi subconsciente te creyó. Hoy desperté con el pecho vacío, como si algo me hubiese robado el aliento mientras dormía, recordé que estuviste en mis sueños... Todo lo que queda son preguntas con respuestas perdidas en el tiempo. Lo sé, está cerca...

Y...

No he dejado de escribirte. Estás en cada una de mis páginas, mis letras se han plagado de tu escencia y mi alma se ha quedado en el papel esperando sentirte de nuevo. No he dejado de pensarte. Cada vez que mis ojos se topan con el sol te recuerdan, ven el cielo queriendo encontrarte en las nubes y admiran la noche con el ardiente deseo de contemplarte otra vez. No he dejado de soñarte. He vivido entre fantasías, he amoldado mi realidad a mi ficción eterna, he construido un planeta aparte en el que nadie entra, nadie... excepto tú. Así fue que viviendo yo en la espesura de mi bosque ficticio te encontré en mi mundo y no te miré como a una extraña. Así fue que te volviste parte de mi apenas mis ojos notaron a los tuyos y te será imposible salir de mis sueños. Yo no he dejado de tenerte... ni en mis palabras, ni en mi mente, ni en mis sueños. Ahora mi mundo está plagado de ti, mi alma está abrazada por la tuya y yo estoy irremediablemente perdida en tus suspiros.

Drew

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